¿Cuáles son las vacunas contra la meningitis?

El Día Mundial de la Meningitis se celebra el 24 de abril de cada año; esta enfermedad es de suma gravedad porque afecta la médula espinal y las membranas del cerebro causando así, graves lesiones o discapacidad a la persona que la padece. Para 2030, los objetivos de la OMS son eliminar las epidemias de meningitis bacteriana, la forma más letal de la enfermedad, reducir las muertes en un 70% y el número de casos a la mitad.

Según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, la meningitis es una enfermedad devastadora con una alta tasa de letalidad y que causa graves secuelas a largo plazo; esta enfermedad, sigue siendo un gran problema mundial de salud pública.

Estadísticamente, se dan epidemias de meningitis en todo el mundo especialmente, en el África subsahariana. Según los especialistas, muchos microorganismos pueden causar meningitis: bacterias, virus, hongos y parásitos. La meningitis bacteriana es especialmente preocupante. Alrededor de 1 de cada 10 personas que contraen este tipo de meningitis muere y 1 de cada 5 presenta complicaciones graves. Las vacunas seguras y a precios asequibles son la forma más eficaz de brindar una protección duradera.

Principales bacterias que causan la meningitis:

Son cuatro las bacterias principales que causan la meningitis bacteriana aguda:

  1. Neisseria meningitidis (meningococo)
  2. Streptococcus pneumoniae (neumococo)
  3. Haemophilus influenzae
  4. Streptococcus agalactiae (estreptococo del grupo B)

Estas bacterias son responsables de más de la mitad de las muertes por meningitis en todo el mundo, y además causan otras enfermedades graves, como la septicemia y la neumonía.

Asimismo, existen otras bacterias que también son causas importantes de meningitis, ellas son: Mycobacterium tuberculosis, Salmonella, Listeria, Streptococcus y Staphylococcus. Pero también algunos virus, como enterovirus y paperas; algunos hongos, especialmente, Cryptococcus, y algunos parásitos, como Amoeba.

¿Quiénes están en riesgo?

Aunque la meningitis afecta a todas las edades, los niños pequeños corren un riesgo mayor. Los recién nacidos corren más riesgo de infección por el estreptococo del grupo B y los niños pequeños por meningococo, neumococo y Haemophilus influenzae. Los adolescentes y los adultos jóvenes tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad meningocócica, mientras que las personas de edad tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad neumocócica.

Si bien en todo el mundo existe el riesgo de contraer la meningitis, la mayor carga de morbilidad se observa en una región del África subsahariana a la que se conoce como el «cinturón africano de la meningitis», especialmente conocida por su alto riesgo de epidemias de meningitis meningocócica, pero también neumocócica.

El riesgo es mayor cuando las personas viven en estrecha proximidad, por ejemplo, en actos multitudinarios, en campos de refugiados, en hogares hacinados o en centros estudiantiles, militares o laborales. También pueden aumentar el riesgo de padecer distintos tipos de meningitis las deficiencias inmunitarias, como la infección por el VIH o la deficiencia del complemento, la inmunosupresión y el consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco.

Transmisión

La vía de transmisión varía según el organismo. La mayoría de las bacterias que causan la meningitis, como el meningococo, el neumococo y Haemophilus influenzae, son portadas por los seres humanos a través de la nariz y la garganta,  y su forma de propagarse es a través de gotículas respiratorias o secreciones de la garganta. El estreptococo del grupo B puede contagiarse de la madre al niño en el momento del parto.

Signos y síntomas

El periodo de incubación es diferente para cada organismo y puede oscilar entre dos y diez días en la meningitis bacteriana. Dado que esta suele ir acompañada de septimia. 

Los signos y síntomas se refieren a ambas afecciones y pueden incluir:

  • dolor de cabeza intenso
  • rigidez o dolor en la nuca
  • fiebre elevada
  • fotosensibilidad
  • estado somnoliento, confuso o comatoso
  • convulsiones
  • erupción cutánea
  • dolor articular
  • frío en manos y pies
  • vómitos

En los bebés, los signos pueden incluir:

  • inapetencia
  • estado somnoliento, comatoso, dificultad para despertarse
  • irritabilidad, llanto cuando se le manipula
  • dificultad para respirar, gemidos
  • fiebre
  • rigidez en la nuca
  • punto blando abultado en la parte superior de la cabeza (fontanela)
  • llanto agudo
  • convulsiones
  • vómitos
  • erupción cutánea
  • rostro pálido o manchas cutáneas
Prevención

Las vacunas ofrecen una protección duradera y son la forma más eficaz de reducir la carga y el impacto de la enfermedad.

Para ayudar a prevenir la infección se utilizan también antibióticos en aquellas personas que corren un alto riesgo de padecer enfermedad meningocócica y enfermedad estreptocócica del grupo B. El control de las epidemias de meningitis meningocócica se basa tanto en la vacunación como en los antibióticos.

Vacunación

Hace muchos años que existen vacunas autorizadas contra las meningitis meningocócica, neumocócica y por Haemophilus influenzae. Estas bacterias tienen varias cepas diferentes (conocidas como serotipos o serogrupos) y las vacunas están diseñadas para proteger contra las cepas más dañinas. Con el tiempo, se han producido importantes mejoras en la cobertura de las cepas y en la disponibilidad de las vacunas, pero no existe una vacuna universal contra estas infecciones.

Diagnóstico

El diagnóstico inicial de la meningitis puede establecerse a partir de una exploración física seguida de una punción lumbar. A veces se puede observar la bacteria en el examen microscópico del líquido cefalorraquídeo. El diagnóstico es respaldado o confirmado por el cultivo de la bacteria a partir de muestras de líquido cefalorraquídeo o de sangre, por pruebas de diagnóstico rápido o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La identificación de los serogrupos y la sensibilidad a los antibióticos son importantes para definir las medidas de control. La tipificación molecular y la secuenciación del genoma completo permiten hallar más diferencias entre las cepas y sirven para fundamentar las respuestas de salud pública.

Tratamiento

En la meningitis bacteriana, debe aplicarse lo antes posible el tratamiento antibiótico apropiado. Lo ideal es hacer primero la punción lumbar, ya que los antibióticos pueden dificultar el crecimiento de la bacteria en el cultivo de líquido cefalorraquídeo. Sin embargo, la toma de muestras de sangre también puede ayudar a identificar la causa. La prioridad es comenzar el tratamiento sin demora. Para el tratamiento de la meningitis se utilizan diversos antibióticos, como penicilina, ampicilina y ceftriaxona. Durante las epidemias de meningitis meningocócica y neumocócica, el medicamento preferencial es la ceftriaxona.

Complicaciones y secuelas

Una de cada cinco personas que sobreviven a la meningitis bacteriana puede tener secuelas de larga duración: pérdida de audición, convulsiones, debilidad de las extremidades, problemas con la vista, el habla, el lenguaje, la memoria y la comunicación, así como deformación cicatrizal y amputaciones de extremidades tras la septicemia.

Según la Sociedad Argentina de Pediatría -SAP-, es importante que consulte con su pediatra la mejor forma de prevenir la meningitis. Las vacunas que existen por el momento son las siguientes:

  1. Vacuna BCG (meningitis tuberculosa): se aplica una dosis al nacer.
  2. Vacuna contra Haemophilus influenzae b: se encuentra en forma gratuita en el calendario nacional de inmunizaciones y está incluida en una vacuna quíntuple o séxtuple, a partir de los dos meses de vida en un esquema de tres dosis y refuerzo. Para lograr protección es importante cumplir con el esquema completo para la edad.
  3. Vacuna contra S pneumoniae (Neumococo): Se encuentra en forma gratuita en el calendario nacional de inmunizaciones a partir de los dos meses de vida en un esquema de dos dosis y refuerzo.
  4. Vacuna contra parotiditis: Se encuentra en forma gratuita en el calendario nacional de inmunizaciones integrada en la vacuna triple viral (Sarampión, Rubéola, Paperas). Se indica la primera dosis a los 12 meses de vida y refuerzo a los 6 años.
  5. Vacunas contra N meningitis (meningococo): En Argentina se comercializan dos vacunas que protegen contra los serogrupos A-C-W-Y:
  • Vacuna que puede aplicarse desde los 2 meses de edad, con un esquema de 3 dosis y un refuerzo a los 12/16 meses de edad. Si esta vacuna se aplica desde los 7 meses y hasta los 2 años, debe recibir 2 dosis.
  • Vacuna que se aplica desde los 9 meses en dos dosis.

Después de los 2 años de edad, de ambas vacunas se aplica una dosis.

Meningitis Aguda Bacteriana

Según la revisión publicada en la Revista Medicina Infantil, Vol XXI, número 2, elaborada por la Dra. María Teresa Rosanova, Hospital Garrahan, la meningitis bacteriana (MB) es una infección grave del sistema nervioso central y es considerada una emergencia infectológica.  Según el trabajo, “a pesar de las nuevas modalidades terapéuticas tiene una alta morbi-mortalidad. La Organización Mundial de la Salud reporta 170.000 muertes/año a nivel mundial y la tasa de mortalidad puede ser del 50% si no se realiza el tratamiento adecuado. Muchos sobrevivientes sufren secuelas neurológicas dependiendo del germen que la produce, por lo que un diagnóstico y tratamiento precoz son muy importantes en el manejo de esta patología. La epidemiología de la meningitis bacteriana ha cambiado sustancialmente, en los últimos 20 años a partir de la introducción de las vacunas.

Neonatos y lactantes

En el estudio la Dra. Rosanova manifestó que la presentación clínica suele ser muy variada y difícil de diferenciar de otras entidades sobre todo en el neonato y lactante. En los neonatos la meningitis es indistinguible en su presentación clínica de la sepsis y en presencia de sepsis una cuarta parte de los neonatos pueden tener compromiso meníngeo.

Algunos signos o síntomas de meningitis en la población pediátrica son: 

La presencia de hiper o hipotermia, letargia o irritabilidad, rechazo del alimento, vómitos, diarrea, sensorio alternante y en casos más avanzados obnubilación y coma. Pueden ocurrir convulsiones en el 20-40 % de los casos. Los lactantes pueden presentar fontanela anterior abombada, aunque este es un signo tardío.
Según la especialista, la meningitis bacteriana requiere tratamiento empírico inmediato y se debe basar en el agente etiológico probable según la edad y la epidemiología del lugar y los patrones de resistencia. El antibiótico elegido debe ser bactericida y tener una concentración en LCR que supere 10 veces la concentración inhibitoria mínima (CIM) del microorganismo causal. En diferentes revisiones sobre el tratamiento empírico de meningitis bacteriana, se demostró que ceftriaxona es costo-efectiva en la mayoría de estos pacientes.


¿Puede hacerse el tratamiento ambulatorio?

 A partir de 1988 la Academia Americana de Pediatría expresaba que para un grupo seleccionado de pacientes los días de tratamiento podrían ser reducidos e incluso completados en forma ambulatoria. Sin embargo no recomendaba la externación temprana hasta tanto se tuviera mayor número de estudios. Para poder plantear el manejo ambulatorio en meningitis deben conocerse los factores de mal pronóstico de esta infección, la edad del paciente, su estabilidad clínica, el tipo de familia y la posibilidad de utilizar un antibiótico que pueda ser administrado una vez al día e incluso por vía intramuscular. Esta modalidad terapéutica podría implementarse en pacientes cuidadosamente evaluados. En el estudio, la Dra. Rosanova expresa que “en nuestro hospital un estudio prospectivo en 54 pacientes mayores de un mes, con diagnóstico de meningitis bacteriana fueron tratados en forma ambulatoria con Ceftriaxona luego de haber tenido un mínimo de 3 días de internación. Ninguno de estos pacientes desarrolló complicaciones ni recaídas.

Conclusiones:

La meningitis bacteriana sigue representando una causa frecuente de morbi-mortalidad y debe tratarse en forma precoz y adecuada. El tratamiento empírico debe ser guiado por la edad del paciente y la epidemiología local. La prevención de esta enfermedad se enfoca fundamentalmente en las vacunas que han demostrado ser efectivas en la reducción de esta grave patología.

Fuentes:

Organización Mundial de la Salud -OMS-

Sociedad Argentina de Pediatría

Revista Medicina Infantil, Vol XXI, número 2, 2014, Dra. María Teresa Rosanova.